De nuevo vuelve la amiga Elena Aguayo y sus #LugaresLiterarios. En esta entrega nos lleva hasta el noreste de la Argentina de los años ochenta, donde Nuestra parte de noche y Mariana Enríquez nos hablan de represión, relaciones familiares oscuras y un submundo único a caballo entre Buenos Aires, Misiones, Entre Ríos y –también– Londres.
La Argentina de la dictadura es el telón de fondo para un viaje padre-hijo a pocos meses de la muerte de la madre, Rosario, en 1981. Hasta ahí, parece un relato ya bastante trillado en la literatura universal: dictaduras, relaciones paternofiliales, un viaje. Pero solo hasta ahí hablamos de terreno conocido.
En Nuestra parte de noche, Mariana Enríquez nos introduce rápidamente en un mundo oscuro y desconocido, un linaje maldito, médiums, visiones y sangre insertados en la realidad. Enríquez ha afirmado que en su infancia leía los primeros textos de realismo gótico al mismo tiempo que la dictadura argentina secuestraba, torturaba y asesinaba. En ese momento, realidad y ficción no se diferenciaban en su cabeza. Veía monstruos por todas partes, y este libro parece ser su reflejo.
Buenos Aires en un enero sofocante en pleno verano austral es el punto de partida. El auto recorre los primeros kilómetros de un largo viaje y Entre Ríos es la primera parada. La ubicación de los ríos Uruguay y Paraná dan nombre al lugar, cuyo territorio está compuesto en un 15% de islas y tierras anegadizas, rodeado de ríos y arroyos, lo que hace que se la considere a menudo una provincia de carácter “insular”.

Padre e hijo empiezan a alcanzar el subtrópico y los primeros rastros de las poblaciones guaraníes y chanás. El lector empieza a sumergirse en un mundo turbador de visiones y ecos, acentuada por los muertos y desaparecidos de la dictadura.
Algo empieza a salirse de la normalidad cuando empezamos a descubrir la Orden, una sociedad secreta en busca de la vida eterna, y los protagonistas empiezan a usar otro idioma imperceptible para el común de los mortales.
Puerto Reyes, en la provincia de Misiones, es la siguiente parada, y una noche de chamamé acentúa la cercanía de Paraguay y el Chaco. La dictadura no se siente tanto como en las zonas centrales, pero Tali, la hermana de Rosario, puede ver en su Tarot muerte y desapariciones.
”Tali no mentía, no daba falsas esperanzas.
Nuestra parte de noche, Mariana Enríquez
Los padres y madres de jóvenes desaparecidos por la dictadura la buscaban para, al menos, saber cómo habían muerto, si su cuerpo estaba en un pozo de huesos o bajo el agua o en un cementerio perdido.”

La majestuosidad de las Cataratas de Iguazú, en la frontera norte con Brasil, cierra el viaje antes de llegar a la casa de la familia de Rosario, donde su marido tratará de encontrar una explicación a su muerte. La Garganta del Diablo aterroriza a Gaspar, el hijo de ambos; la turbación de los meses sin su madre y sus primeras visiones lo tienen confundido. Finalmente, la majestuosidad del salto del agua, la fuerza del río y los arco iris que se forman, calman al chico.
De vuelta en Buenos Aires, empiezan a aparecer algunos de los mejores recursos de la novela de terror mundial: adolescentes en bicicleta, casas encantadas, arquitecturas imposibles, restos humanos, tortura y dolor. Y, al mismo tiempo, la tradición argentina de Borges, Cortázar o Sábato.
Todo regado por amistades que mutan en el tiempo, maltrato, herencias familiares, secretos de familia y monstruos, muchos monstruos. De fondo nos sigue acompañando la Argentina de la inestabilidad económica, el Mundial, la brutal irrupción del sida y las creencias religiosas populares.

El salto al Londres de los años 60 y las drogas alucinógenas es un misterio que hay que descubrir a través del libro. Ese Londres de la “juventud bohemia y heredera, libertina y poderosa”, con “posiciones políticas radicales, hedonismo, promiscuidad, ropa extraña, chicos con demasiado dinero: eso era parecido a la Orden”.
Los protagonistas usaban como epicentro Chelsea, más específicamente Cheyne Walk, muy cerca del río, donde un apartamento con una escalera diseñada en los años 30 por Sir Edwyn Lutyens se convierte en su lugar de reunión en la capital británica.

Bajo el seudónimo de Paula Ledesma, Mariana Enríquez se hace con el Premio Herralde con esta novela imposible de abandonar, que acompaña varias noches por la adicción que genera su trama y escritura ágil, con días en los que crees que no quieres más, pero a la que inevitablemente vuelves para entender por qué.
Un dato: para quienes hayan leído Las cosas que perdimos en el fuego, otra joyita, La casa de Adela vuelve aquí con fuerza.
Instrucciones para leer Nuestra parte de noche

🛍️ ¿Dónde encontrar el libro?
Anagrama edita en España Nuestra parte de noche, que ha popularizado a Mariana Enríquez tras ser la galardonada por el Premio Herralde 2019. El jurado la consideró “una novela total”, tan ambiciosa y desmesurada “como 2666 de Roberto Bolaño”. Promete.
Se puede encontrar por 22 euros en físico y por 13 euros en su versión digital.
🍷 ¿Con qué acompañar la lectura?
Para evitar caer en el cliché del mate, os sugiero una copa de vino Malbec, la variedad más extendida por Argentina. Los vinos Trapiche o Rutini pueden ser excelentes opciones.
🎵 ¿Qué escuchar de fondo?
Los 1275 kilómetros entre Buenos Aires y Misiones se pueden acompañar al son del chamamé o con Zamba para olvidar de Mercedes Sosa, la voz de América.
”No sé para qué volviste, si ya empezaba a olvidar, no sé si ya lo sabrás, lloré cuando vos te fuiste, decía la canción, y qué pena me da saber que al final de este amor ya no queda nada.”
Zamba para olvidar, Mercedes Sosa
Y un clásico para la etapa británica: David Bowie.
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